Conductor se pegó detrás de ambulancia y llegó más temprano a su triste vida
Ricardo Valencia, raudo y avispado conductor caraqueño, logró alcanzar hoy una de sus satisfacciones más grandes: transitar en pocos minutos, y en hora pico, la congestionada autopista Francisco Fajardo. En esta ocasión, Ricardo se valió de una ambulancia que iba abriéndose paso entre los carros, algo que fue bien aprovechado por él para llegar más temprano a su triste y patética vida.
Conductores que hacían pacientemente su cola desaprobaron a Valencia apenas lo vieron zigzaguear detrás de la ambulancia. “¡Coño, vale, un pelo de sentido común! ¡No seas bestia!” le gritó al automóvil del infractor el señor Julio Barragán, taxista de profesión. “¿No ves que esa gente va ahí en una emergencia, coñodetumadre? ¡Haz tu cola como todo el mundo, animal! ¡Por eso es que estamos como estamos!”. Por esta respuesta, Valencia le tiró un besito soplado desde su carro.
Entrevistamos al solitario Ricardo Valencia en su residencia, el sótano de la casa de un tío abuelo que permanece desde hace diez años en estado vegetal. “No, chamo, eso de hacer cola es de güevones, y como yo no soy un güevón, siempre estoy buscándole la vuelta a la cosa para poder llegar rápido a mi perro Güichu, mi Playstation y mi sofá. A veces, le voy dando chola por el hombrillo, a punta de cornetazo; otras veces, sobre todo en las callecitas, me coleo por el canal de contravía para adelantarme; si no, me pego detrás de las ambulancias, como hice hoy. ¡Jajajaja, qué vacilón! Llegué bien rápido y comodón Johnson a mi casa. En vez de estar sentado como un gallo en el carro, estoy sentándote bien relajado en mi sofá, listo para echarle bola al FIFA 2007, que estoy jugando una liga española que está peluísima. ¡Ven acá, Güichu, ven! ¡Abraza a papi, anda! ¿Me extrañaste? ¡Yo también te extrañé! ¡Por eso quise llegar rápido hasta ti, mi guiguichu!” afirmó mientras rodaba por el suelo abrazando a Güichu, un pekinés viejo, desnutrido y maloliente.