Trinidad y Tobago recibe crudo derramado y se convierte en potencia petrolera

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Trinidad y Tobago recibe crudo derramado y se convierte en potencia petrolera


Los desastres de uno suelen ser aprovechados por otros. Este es el caso de Trinidad y Tobago, país vecino de Venezuela, que se prepara para recibir el petróleo proveniente del derrame ocurrido en el Estado Monagas para venderlo y convertirse en una potencia petrolera de primer orden.

“Aquí estamos en contingencia, en nuestras costas, con mangueras, poncheras, bateas y cualquier cosa que podamos usar para recibir este regalo que nos está enviando nuestro hermano pueblo venezolano. Lo lamento mucho por sus manglares y sus ecosistemas, pero bueno, espero puedan resolverlo” afirmó George Maxwell Richards, presidente del país caribeño, mientras remangaba sus pantalones y se metía a la playa él mismo.

“Mucha gente desconoce que Trinidad es hoy en día una economía pujante, precisamente gracias al petróleo; pero cuando llega una ñapa, hay que saber ser agradecido y recibirla con humildad. Quizás con este petróleo podamos por fin financiar la construcción de un metro para Puerto España, o construir un reactor nuclear, hacer diez hospitales nuevos o emprender nuevos proyectos habitacionales. O la nueva planta desalinizadora, para aumentar la oferta de agua potable en un 60%. Amigos de Venezuela, si a ustedes el petróleo pareciera no hacerles falta, que hasta lo botan, mándenlo a Trinidad y Tobago. Aquí lo recibimos con los brazos abiertos” afirmó el mandatario trinitario, mientras calculadora en mano sacaba cuentas de lo que podría hacer con todo ese dinero.

Por supuesto, intentamos conocer la opinión de la contraparte venezolana. Para ello enviamos a nuestro pasante subpagado a Maturín, allí conversó con un funcionario del ministerio del Ambiente, que simplemente afirmó lo siguiente: “No existe ningún derrame. No existe ningún estado Monagas. No existe ningún petróleo. No se hagan eco de rumores falsos. Dejen de inventar. Eso es una conspiración para sabotear a nuestro gobierno”. Cuando le preguntamos su nombre, apenas dijo: “Yo tampoco existo” y se escondió detrás de una venta de empanadas.

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