Tras despido de Marta Colomina, venezolanos llegan relajados al trabajo
El día de hoy fue diferente para el señor Andrés Palermo y para miles de venezolanos más, que llegaron a sus oficinas y sitios de trabajo sintiendo lo que describieron como «una sensación de relax increíble». Todo gracias a la salida del aire de Marta Colomina.
«Pana, pocas veces en mi vida yo he sentido una vaina así, es como de andar caminando por las nubes. Quizás el 12 de abril, o cuando le ganamos a Argentina, o el día después del capítulo donde salían las Juanas en traje de baño. Es un tripeo, una vaina maravillosa. Casi, casi como vivir en el país de VTV. ¿No escuchas los pajaritos? ¿No sientes como la gente se saluda en la calle, todo el mundo anda con una sonrisa? ¿No ves que la luz es otro peo, que todo tiene otro color? Vacílate, escucha: ni cornetazos se oyen. Y eso ha sido así desde tempranito en la mañana» afirmó Palermo, que juró nunca en su vida haber probado las drogas y que cree que después de vivir las emociones de hoy, tampoco las probaría: «No debe haber nada superior a esto».
Nuestro pasante subpagado pudo conversar con Adriana Fuentes, que trabaja en un bufete de abogados en Chacao; quién afirmó sentirse de un modo similar a Palermo. «Hay un taxista que siempre me trae hasta acá, y el tipo siempre oía a la Colomina en la radio. Yo nunca le decía nada, porque a mi esa vaina me da pena. Pero la verdad es que el tipo prendía la radio y ahí mismo empezaba el peo, a gritarle coñoetumadre a la gente en la calle, a indignarse solo y a suspirar como loco. Hoy me monté, y ahí mismito pillé que el tipo andaba en otra onda, amable, feliz, contento. Yo me asusté, pensé que estaba drogado; me dije a mi misma ‘ya está Adriana, típico que amaneces violada en Parque Caiza’ pero no, fíjate que el señor andaba oyendo su radio tranquilito en su cola y estaba relajado, feliz, hablando de sus nietos, de lo que quiere hacer para las navidades, de lo bien que olía la ciudad hoy. Y lo peor de todo es que no habían pasado 3 minutos y ya yo estaba contenta. Me invadió una cosa como un calorcito que comenzaba del estómago y era superagradable, relajante. Me sentía como Heidi en sus praderas» nos dijo Fuentes, mientras invitaba a nuestro pasante a tener sexo casual en el asiento de atrás del taxi.