Desde el año 2009, la vida no ha sido fácil para Andrés Borges. Ese año, la empresa en la que trabajaba se mudó para Haití, en busca de mejores oportunidades, y Andrés quedó en la calle. Desde entonces ha buscado trabajo, sin éxito. Hasta el día de hoy.

«La verdad he pasado cada uno de estos 2 años, 4 meses y 23 días sin trabajo mortificado, dándole vueltas al coco, pensando cómo encontrar un trabajo» afirmó Borges, ingeniero de 50 años de edad. «Hice lo que hacen todos: inflé el currículum, me inventé cursos y cargos, en fin, lo normal. Todo fue infructuoso. Pero al ver la noticia del nombramiento de Argenis Chávez como presidente de CORPOELEC, me di cuenta de la solución: cambiarme el apellido a Chávez. Hoy en la mañana photoshopeé una cédula, y fue una cosa como milagrosa: apenas terminé de imprimirla y plastificarla, ya estaba sonando ese teléfono. Ha pasado todo el día sonando» comentó Borges, o mejor dicho Chávez, mientras nos mostraba su cédula, la cual quedó, a decir verdad, mucho mejor que las originales.

«Claro, lo que me ha salido son puras vainas en el gobierno, pero cuando uno lleva todo este tiempo pelando, viviendo arrimado con los suegros, deja las exquisiteces de lado. Me han ofrecido 2 ministerios, 1 viceministerio, 4 embajadas, 6 gobernaciones, un chance como diputado e incluso me dijeron que me iban a crear un ministerio para mi solito. Todas las ofertas son con todos los hierros: tarjetas sin límites, partidas secretas, gastos de representación, viajes a Cuba para entrenamiento, choferes, asistentes personales, guardaespaldas, carro, casa, todo el peo. ¡Qué bárbaro, me he dado el tupé de rechazar vainas y todo! Le recomiendo a todo el que esté desempleado, que no lo dude, deje el asquito y que se cambie el apellido a Chávez de una. ¡Éxito garantizado!» dijo Borges, o mejor dicho Chávez, segundos antes de colgarnos porque tenía cinco llamadas en espera.