El humilde empresario, testaferro y enchufado venezolano, Gustavo Augusto Gustavinni Agustini, rompió en llanto esta mañana en la cocina de su humilde mansión de 7843 m2 con piscina olímpica, cancha de pádel y helipuerto, tras verse obligado a reactivar su cuenta en el Banco de Venezuela, tras ser incluído en la nueva lista de sanciones criminales y abusivas por parte de los Estados Unidos.