Miles de colombianos en la región del Catatumbo se vieron obligados a disfrazarse de palestinos, ondear la bandera del país árabe y ponerle queso blanco al falafel, en un intento desesperado por captar la atención del presidente Gustavo Petro frente a la reciente escalada de violencia entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

El esfuerzo tuvo sus frutos, ya que pocos minutos después el presidente colombiano interrumpió su sesión diaria de doce horas revisando Twitter para ofrecer una rueda de prensa de emergencia en la que abordó la delicada situación: “Convoqué esta rueda de prensa porque necesito que todos los colombianos se enteren de la lamentable situación que están sufriendo nuestros compatriotas palestinos en el Catatumbo. ¿Qué clase de presidente sería yo si ignoro esta horrible situación ocasionada por la mal llamada guerrilla? Guerrilleros de verdad eran los de antes, cuando nos juntábamos por la noble causa paramilitar, los de hoy son simplemente unos despiadados terroristas. Por eso ordené al ejército hacerse cargo de la situación lo antes posible para restaurar el orden en nuestro país”, explicó Petro, minutos antes de cancelar el despliegue militar tras enterarse que las víctimas del conflicto eran realmente colombianas.