Desde que la embajada estadounidense cerró sus servicios de visado en el 2019, los venezolanos que aspiran a conseguir el documento se han visto obligados a viajar a otras tierras para lograr el trámite. Más recientemente, la familia López zarpó la semana pasada a un viaje de once mil kilómetros a la casi mitológica tierra de la Antártida con el fin de renovar sus documentos y poder visitar Disney y conocer al mismísimo Mickey.

“No te voy a mentir, pasamos roncha pareja. Agarramos 19 vuelos, 53 autobuses, 24 taxis y dos ballenas. Pedimos dinero prestado a los abuelos, a los vecinos e hicimos un GoFundMe y todo. Estamos endeudados con todo el mundo y además pasamos por ese frío para el que nadie te prepara. Menos mal hicimos el Camino de Santiago el año pasado porque sino…nos viesen muerticos ahí todavía en la Patagonia. Incluso creímos que a uno de los muchachitos le dio hipotermia y casi nos lo comemos, pero después vimos que solo estaba tomando una siesta. Lo bueno es que ya llegamos y para nuestra sorpresa ¡había cola en la embajada! de otros venezolanos, claro. Que sea lo que Dios quiera, y si nos rebotan, al menos los chamos miraron unos pingüinos. Y si vemos las cosas del lado positivo, la visa de mis hijos va a durar 10 años. Eso es suficiente tiempo para trabajen y me devuelvan el realero que me gasté”, afirmó la madre, Mariana, quien llevaba 5 horas en cola sin saber que seguramente le negarían la visa.