¡INJUSTO! A partir de hoy, 5 de noviembre, la policía de Perú va a multar con 498 soles a los venezolanos que se salten un semáforo en rojo.

La frase anterior no es mentira; o mejor dicho, es tan solo otro de los cientos de titulares capciosos empleados por medios de comunicación de nuestro país —ávidos de clicks— para acusar a cualquier país de xenofobia contra los venezolanos, cuando en realidad estos países solo están haciendo cumplir sus leyes. Porque la verdad es que esa multa es la que le cobran a cualquiera que haga esa infracción, haya nacido donde sea. (A veces hacen excepciones con un escote, pero eso puede pasar en todo el mundo).

Sí, así como lo acabas de leer, frases como la que abre este post, o esos mensajes que se viralizan con rapidez, como «a partir de hoy solamente los venezolanos que estén por debajo del estándar de belleza del Ecuador podrán entrar al país andino» o «INDIGNANTE: Autoridades de Colombia aseguran que venezolanos que intenten asesinar a alguien de 60 puñaladas irán a la cárcel» no son más que titulares totalmente engañosos para que sientas que los demás países nos tratan tan mal —como nosotros tratamos al pasante subpagado, aunque él sí se lo merece—. Ellos alteran o falsean un hecho, picando tu curiosidad para que hagas click. Luego cuentan con que leas poco, o nada, pero te indignes bastante, para que lo compartas por todas tus redes sociales diciendo que todo el mundo la tiene agarrada con nosotros, ¡pobrecitos! Y listo, ya ellos lograron su cometido: ¡cientos de clicks! En el camino, se crea un mito de xenofobia que es falso, y que no ayuda a nadie. Especialmente a los contados casos que sí pueden ser considerados como tal.

Antes de compartir algo, antes incluso de indignarte, lee bien. Muchas veces no se trata de que en Argentina crearon una brigada especial para evitar que los venezolanos sigan cantando la canción larga del cumpleaños o que el gobierno de Chile prohibió la venta de arepas, patacones y majarete. Muchas veces son países que aplican sus propias leyes, sin importar si eres local, marciano o nacido de Charallave, precisamente para evitar convertirse en un segundo Charallave. No todo lo que nos hagan en otros países es xenofobia. Y metámonos en la cabeza algo de una vez: que no todo el mundo se come el cuento de que «ser echado pa’lante» significa ponerse a cortar pelo en una acera, a poner ortodoncia en el banco de una plaza, o acelerar en los semáforos rojos.