Esta mañana, en el panadería “La Flor Marchita” de la urbanización Bello Monte, la señora Silvia Gutiérrez recibió una inesperada sorpresa, después de pedir 3.000 bolívares de queso y recibir a cambio una bandeja vacía.

«En lo que me dijo 3.000, le rebané dos lonjitas, finitas finitas, pero apenas lo eché en la balanza se pasaba.»

–Junior Rodríguez

Junior Rodríguez, charcutero de la panadería, afirmó sentirse muy apenado cuando notó lo que le iba a dar a la señora. “A mí me da vaina, chico. Yo a esa doñita la veo todos los días. Es buena vaina, siempre tiene una sonrisa y da los buenos días como si nada pasara en el país. ¡Es un amor, vale! Por eso no sabía donde meter la cara cuando me hizo su pedido, por eso hasta yo me pelé. En lo que me dijo 3.000, le rebané dos lonjitas, finitas finitas, pero apenas lo eché en la balanza se pasaba. Tuve que empezar a sacarle una lonjitas, media lonjita más, un cuartico de lonjita, hasta que el peso me diera lo que me pidió, que resultó ser la bandeja vacía. ¡Que pena! Tampoco es que podía hacer mucho por eso lo más rápido que pude la envolví y hasta le dije: Que lo disfrute. Porque le quedaba ahí él agüita de la rodajita; uno le pasa a eso la masa de la arepa y te da como una reminiscencia de queso. Y menos mal que no me pidió otra cosa, como mortadela, porque ahí si es verdad que ni con la bandeja se va” agregó Junior Rodríguez mientras terminaba de ponerle los precios a otras bandejas vacías para ponerlas en la nevera y así evitar que le pregunten a él.

Al igual que Junior, la señora Silvia aseguró sentir vergüenza por su compra. “Ay mijo ojalá no regañen a ese muchacho. ¿Tú viste todo lo que me dio por 3.000 bolívares? ¡Eso no es ni media bandeja! Yo creo que se equivocó y me da pena, pero con lo difícil que están las cosas, yo me hice la loca. Y bueno, ahora tengo un plato nuevo para la casa” apuntó Silvia Gutiérrez mientras se comía una arepa que ni siquiera estaba abierta.