Este domingo, Colombia celebró la primera vuelta de sus elecciones mariquitas. Según reportes desde Bogotá, no hubo ni motorizados, ni colectivos, ni llamados de fraude ni nada.

«¿Qué clase de elecciones son esas? ¿Dónde está la emoción? ¿Dónde está el drama? Ay, sí, ahora como están bien económicamente»

Desde tempranas horas de la mañana, los ciudadanos colombianos fueron a las urnas a sufragar en lo queserían otras elecciones normales y mariquitas. Ni siquiera un amedrentamiento de votantes en las colas. Tampoco hubo aparición de electores fantasmas y ni siquiera llamaron a fraude al terminar la primera ronda. ¿Qué clase de elecciones son esas? ¿Dónde está la emoción? ¿Dónde está el drama? Ay, sí, ahora como están bien económicamente, se la dan de los civilizados esos colombianos. Pero uno sabe, uno los conoce. Ellos eran un desastre en los años 90, así que no me vengan con el cuento que ahora son la Suecia de América Latina.

Pues nada, que se llenen de envidia los colombianos. Porque todos sabemos que en el fondo ellos le tienen celos a nuestras elecciones. Además, míranos como estamos. No, no, mejor no nos comparemos; eso es de mala educación. Bueno, ojalá les vaya bien en la segunda vuelta. Seguro no tendrán regaladera de lavadoras, ni discursos populistas gritados y mucho menos acusaciones de que alguno de los candidatos es venezolano.