José David Albertini, un sifrino caraqueño a quien sus amigos llaman Tipi, acaba de darse cuenta, tras una serie de cálculos, cuentas y un minucioso examen de su estilo de vida, que es un pelabola.

“Yo pensaba que era millonario, pero no. En realidad solo tengo unos bolívares ahí, un carro que en verdad es de mi mamá, una casa que también es de ellos y una afición por tomarme fotos en la playa con una GoPro; antes que me la robaran. Debí haber notado que ya era pelabola cuando tuve que empezar a comprar comida con tarjeta de crédito o cuando tuve que vender unos dólares de mis ahorros para poder pagar la inscripción en la universidad y los repuestos del carro. Aunque bueno por lo menos pude hacerlo” dijo Tipi.

Luego de un rato en crisis, lágrimas, sonrisas y mucha confusión, Albertini trató de lidiar con su pseudopobreza. “Quizás no sea tan pelabola, a lo mejor está todo en mi imaginación. déjame revisar si tengo comida en la despensa. Ah no, no tengo tampoco. Ni puedo ir a comprar porque no hay. Soy tremendo pelabola” dijo Tipi mientras sus amigos lo invitaban a hacer una vaca para comprar un roll de sushi.