A nadie le gusta ver a sus familiares irse a otro país. La difícil decisión de emigrar deja atrás a familias con un nudo en la garganta. Sin embargo, no todos son lágrimas; algunos lo ven como una oportunidad para llenar ese espacio vacío que queda. Este es el caso del niño Miguel Castro, quien, al mudarse su hermano mayor a Chile, tomó la decisión más importante de sus trece años de vida y emigró al cuarto de su hermano.

Castro, quien hasta hace poco compartía cuarto con su hermana menor, nos habló sobre cómo emigrar al cuarto de su hermano mayor le hará la vida más sencilla: “Yo no entiendo por qué mis papás y mis abuelos tienen una lloradera porque Rubén se fue del país, si él no hacía nada, ni un chocolate me traía. Yo en cambio, sí estoy contento porque se fue: ahora puedo vacilarme su cuarto sin tener que compartir nada con Sofía, que lo tiene lleno de muñecas y peluches sucios. Por fin voy a tener un cuarto donde voy a poder jugar, saltar, ver la televisión que yo quiera y lo más importante, no voy a tener que prestarle el play a nadie”, aseguró el niño mientras le cerraba la puerta del cuarto en la cara a su mamá.