Señora se queja porque ya van 12 años y no le han quitado la casa y los hijos
El día de hoy una fuerte protesta trancó la vía de acceso a Alto Prado. El motivo de la misma fue la cercanía del Censo 2011, que desató el descontento de la señora María Alejandra López, que manifestó estar harta de promesas incumplidas.
«Desde hace 12 años estoy esperando que vengan a meterme gente en los cuartos vacíos, y que me quiten la casa y los muchachos, y esta situación ya me está afectando sobremanera. ¡Qué desgracia este régimen, de jugarse con el terror ajeno!». La señora López fue enfática en sus reclamos: «Cuando el régimen castrocomunistoide del Innombrable hizo su último censo, allá en el año 2001, recibí muchas cadenas por e-mail diciendo que nos iban a meter a gente a vivir en los cuartos vacíos, que nos iban a robar las córneas y muchas cosas mucho peores, de santería y cosas así» afirmó la señora María Alejandra, mientras le prendía candela a un caucho. «En aquel entonces, procedí a ponerle alambre de púas, concertina y un cerco eléctrico al cuarto de visitas, el que usaba para planchar y para cuando nos venía a visitar mi hermana Rosita. Desde entonces esto ha sido un problema: por ejemplo, no se ha podido volver a poner la navidad en la casa, porque la caja con las cosas del nacimiento quedó adentro de ese cuarto. O los manteles bonitos, los que ponía cuando habían fiestas. Nada de eso lo he podido sacar, está dentro del cuarto».
La señora López prosiguió su amargo recuento de quejas. «¿Quién la pega a uno las horas perdidas en definir un plan B, y un plan C, y hasta un plan D? ¿El operativo de seguridad vecinal, y todo el tiempo invertido en aprenderse las claves para comunicarse en caso de invasiones? ¿El proyecto de fuga a pie por la frontera? ¿Todas las horas que perdí enseñándole a Ricardito a no dejarse robar ningún órgano? ¿Los planes para meterle querosén y un fósforo al apartamento si venían las hordas a quitármelo? ¡No señor! Ahora con esto del censo 2011, ya están por ahí Magaly y Giselita como locas otra vez, que si el empadronador viene es a ver cuántos pobres nos van a meter a vivir en la casa, que si el tipo y todo eso. Por supuesto que no les pienso abrir la puerta, que se jodan. Y si el tipo tiene acentico cubano, menos. Le suelto al perro, de una. ¡Ni un paso atrás!» comentó la señora mientras le pintaba una paloma a unos chamos que le gritaron «loca» desde un carro.