El Estadio Universitario de la Universidad Central de Venezuela, visitado semana a semana por miles de fanáticos que beben cerveza, cantan chinazos y se caen a golpes, estaba celebrando su clásica batalla campal este martes cuando, de manera repentina, fue interrumpida por un inesperado juego de béisbol entre los Leones del Caracas y los Tiburones de la Guaira.