Mono o ardilla. Torta negra o de chocolate. Tu novia o su prima. Todas estas son cosas que cualquiera podría confundir, por su evidente parecido. Pero ninguna duda ha pasado más tiempo afectando a la juventud venezolana como la incapacidad genética que tiene para distinguir entre cilantro y perejil. Esta incertidumbre lleva tiempo afectando la vida de Miguel Fernández, un joven que a pesar de tener años haciendo mercado no logra distinguir entre ambas hierbas, aunque sí es capaz de distingir con facilidad entre OG Kush y Purple Haze.

“La verdad es que ni idea bro, nunca sé, el cilantro es el de sopa ¿no? ¿O ese es el perejil? Nunca he sabido porque los dos se parecen, son dos maticas verdes con el mismo olor, el mismo sabor. Deberían ser como el monte, que a pepa de ojo ya uno sabe cuál es cuál. Lo del cilantro y la otra matica esa es una coñodemadrada, porque además se pasan de ratas y los ponen en el mismo lugar en el supermercado y solamente lo usan las señoras, porque yo en mi vida he picado cilantro para echárselo a un sándwich de jamón y queso. Yo no entiendo como hacen para diferenciarlos, mi novia siempre me critica que no sé hacer mercado, mi vieja es la misma vaina; pero para qué si puedo mejor ver otras matas más nutritivas como el Purple Haze que es una moña moradita que pega sabrosa la nota y el OG Kush que es algo bien diferente del marrón o el cripi que venden aquí. En fin bro, para evitarme un rollo aquí me estoy llevando al final los dos para la casa, ¡qué carajo! Mi vieja sabe distinguirlos”, finalizó Fernández mientras metía en la bolsa una bolsa de berro y un ajoporro.