
Gringa reza para que novio venezolano deportado no logre mandarle el pasaje
Mientras millones de venezolanas aún esperan que sus esposos les envíen el pasaje a Chile, para Ashley Harper la realidad es opuesta. Cada día, esta joven estadounidense le ruega a Dios que su novio, Anderson David Briceño, oriundo de Cabudare y deportado hace un par de semanas por ICE, nunca logre reunir el dinero para comprarle un pasaje a Venezuela.
Harper, quien actualmente reside en Jacksonville, Florida, aseguró que aunque el amor es capaz de trascender cualquier barrera, la frontera venezolana es el límite: “Cuando los agentes de ICE se llevaron a mi novio me prometió que haría todo lo posible por reencontrarnos, pero yo pensé que se refería a que iba a volver a cruzar el Darién por mí o que se iba a venir en peñero desde Punto Fijo, no que iba a reunir la plata para mandarme un pasaje hasta Cabudare. Yo de verdad lo amo con todo mi corazón, pero Venezuela es el límite. Ahora estoy acá rezando todos los días para que no logre ahorrar nada, que se le devalúen aún más esos bolívares o que se lo lleven detenido por opositor, porque por lo menos así me ahorro tener que decirle que ni loca me voy para allá, prefiero poco a poco hacerme la loca y ghostearlo por ahí en unos meses. De paso me dijo que estaba averiguando que en Conviasa, según que salían más baratos porque los asientos que no llevan deportados los venden para aprovechar el viaje”, explicó Harper, mientras le hacía ofrendas a la Virgen de Coromoto, la Virgen del Valle, la Virgen de la Chiquinquirá, la Divina Pastora, José Gregorio Hernández y al Malandro Ismael para que su novio nunca compre esos pasajes.