Exclusiva: Entrevista al Balcón del Pueblo
En conmemoración a las elecciones del 7 de octubre de 2012, en las cuales salió victorioso el expresidente Hugo Chávez Gigante, enviamos al pasante subpagado a Miraflores. Gracias a un disfraz de inversor chino, que le dio puerta franca a través de la difícil seguridad, nuestro pasante logró conversar con el famoso Balcón del Pueblo, el cual —durante unos 30 minutos, tiempo suficiente para que unos guardias vinieran a correr al «chino-loco-aquel-que-está-hablando-solo»— se extendió sobre su época de oro con Chávez y sus planes a futuro.
“¡Parece que fue ayer! Ya hace un año que Chávez estuvo aquí, conmigo, anunciando su victoria; lo que yo no sabía era que estaba a punto de morirse. Bueno, esa noche aquí había un montón de gente que sí lo sabía, pero claro, como uno es un pedazo de balcón nada más, a mí nadie me dijo nada. Yo me vine a enterar fue cuando salió Maduro lloriqueando en la tele. A mí me pareció de mal gusto que nadie me dijera. El Gigante y yo éramos cercanos, ¿sabe? No sólo fui su escenario predilecto, cada vez que ganaba una elección; a veces venía aquí en las noches, a fumarse su Belmont encaletadito. O cuando andaba peorro, siempre venía acá a aliviarse. ¡Esos eran los detalles de él, chico! ¡Un jodedor! ¡Un caballero como ya no los hacen! Chávez y yo vivimos buenos momentos. Pero bueno, como le decía, haber celebrado su triunfo para ahí mismito morirse y dejarnos a Maduro fue su último chiste, Dios lo tenga en su gloria, ¡cómo me caía bien Chávez! Yo me acuerdo cuando salió con la rodilla jodida, el pobre apenas podía agarrarse de la baranda y se puso a echar un cuento y que lo iban a operar, que no era nada. Esa fue la primera vez que sospeché que algo le pasaba; pero como todos estos tipos que lo rodean dijeron que estaba bien, me confié, no le hice mayor caso” comentó el Balcón del Pueblo, ahora renovado con pintura nueva y con bases reforzadas debido al peso del sucesor de Chávez. “Pero de todas las mentiras que yo he tenido que ver, y mira que yo he pasado por un gentío, creo que la más grande fue esa de Hugo diciendo que estaba sano. A mí me da la impresión que él solo quería aferrar al chavismo al poder; no sé, digo yo, acá inventando. Yo sólo soy un pedazo de balcón, chico. No me hagan mucho caso”
Respecto al nuevo habitante de Miraflores, el Balcón del Pueblo confesó no sentirse muy cómodo con él. “Por aquí han pasado muchos presidentes, presidentes de verdad verdad; pero de ellos no voy a hablar, porque la fiebre esta del balcón comenzó fue con Chávez. Allí fue cuando me conecté de verdad con el poder. ¿Con Maduro? A mí lo que me da es cosita con él. Con Hugo la gente se peleaba y se daba codazos para venir, eso era un bululú, fervor, pues. En cambio Maduro tiene que traer a la gente arreada y ni hablar de la primera fila, eso es pura familia porque nadie quiere estar de primero. Lo peor es cuando se alarga en los discursos y la gente se empieza a ir. Ni que le pongan comida o caña. La otra vez vi como ofrecían rifas a quienes se quedaran todo el monólogo. Además, Maduro suda mucho, me deja toda la baranda mojada. Hugo siempre cargaba su pañuelito y me secaba, tocándome suavemente con esas manos duras, fuertes… llaneras… Ajá ¿de qué estábamos hablando?”
Aprovechamos la exclusiva con el Balcón del Pueblo para preguntarle sobre sus planes futuros y qué aspira ver a largo plazo. “Bueno, creo que lo que quisiera es que algún día elijan a una mujer, ¿no? Yo he sido la tarima de pura fiestas de bombero; presidente que llega se me recuesta, me raya la mica y qué ladilla. Que si Argentina y Brasil tienen mujeres, ¡hasta Alemania!; aunque esa señora parece un tío. Pero bueno, uno no puede quejarse mucho. Jodida jodida de verdad está mi prima hermana, la baranda del CNE, porque a ella le toca es Tibisay Lucena y eso la verdad no está fácil. Pero, bueno ya me cansé. O sino que elijan a un perro-presidente; eso sí sería un palo. La otra vez vi una película de Disney de un perro-presidente y estoy seguro que él lo haría mejor que cualquiera que se ha montado aquí” culminó el Balcón del Pueblo, mientras respiraba profundo porque se iba a montar Nicolás Maduro.