Estados Unidos y Venezuela han abierto un nueva crisis con la decisión de Washington de revocar el visado del embajador venezolano en EEUU. A la tensión se suma la agresiva respuesta de Venezuela de hoy: aumentar la producción de crudo y sobrecargar al imperio con una cantidad inmanejable de petróleo.

“Si el gobierno (de Estados Unidos) va a expulsar a nuestro embajador allá, ¡que lo hagan! Que si van a cortar relaciones diplomáticas, ¡que lo hagan! Nuestra respuesta será radical, trabajar día a día para producir el petróleo que ustedes necesitan y más, saturarlos de gasolina, venderles todo lo que producimos en nuestro suelo, a ver cómo hacen ahogados en petróleo, jaja”, dijo Chávez durante un acto oficial transmitido por la televisora estatal, VTV.

«Con esta medida sabemos que le estamos dando adonde más le duele al Imperio» confirmó un vocero de la cancillería, que habló con nosotros bajo la condición del anonimato, ya que, según sus propias palabras, «se encontraba de vacaciones en Orlando y tiene pagado el hotel hasta el 9».

“Estados Unidos es capitalista. Por eso, vendiéndoles petróleo, le quitamos divisas, los hacemos débiles. ¿No es una lógica cabilla?” dijo el vocero a nuestro pasante subpagado vía teléfonica, mientras adquiría un pase VIP para evitar hacer cola en los parques. “Ellos insisten con Palmer, nosotros insistimos en negarle los credenciales. Insisten en conspirar contra la Revolución, nosotros insistimos en venderles petróleo. Mientras más busquen jodernos, más petróleo les venderemos. Para que sean serios”.

Luego de gastarse el equivalente a 18 cupos de turista en una tienda de Universal Studios, el vocero hizo un llamado final a sus homólogos del Departamento de Estado de los EEUU: “Señor Barack, señora Hillary, esto es una carrera de largo aliento. Mientras más quieran sabotear nuestro avance indetenible, más petróleo les venderemos. ¿Quieren apostar?”.

De esta forma se reedita la crisis que ya se vivió en septiembre de 2008, cuando Chávez expulsó del país al embajador Patrick Duddy. En esa ocasión la respuesta de Estados Unidos también fue severa: decidieron aumentar contundentemente el número de exportaciones hacia Venezuela.