Vizquel impone récord de más escupitajos para un infielder en Grandes Ligas
Después de casi 6 días sin romper un récord en las Ligas Mayores, Omar Vizquel logró alcanzar una nueva plusmarca anoche, al lograr el récord de más escupitajos de por vidas para un jugador del infield.
El hito fue alcanzado en el 3er. inning del juego de anoche, en el que los Tigres de Detroit vencieron a los Medias Blancas de Chicago 9 carreras por 1. Luego de conectar un sencillo que impulsó la única carrera de los patiblancos, Vizquel se guardó los guantines en el bolsillo trasero de su pantalón, pidió tiempo al umpire, se sacudió un poco el uniforme y escupió. De inmediato, fuegos artificiales iluminaron los cielos de la ciudad del motor. Vizquel pareció no enterarse de lo que ocurría, hasta que vio una repetición de su escupitajo en la pantalla gigante del estadio.
«Si había alguien que lograría volver mierda el récord, ese iba a ser Omar» afirmó su manager Oswaldo Guillén, mientras procedía a recoger con una palita la saliva de Vizquel y la guardaba en una cajita, que le entregó al veterano infielder. «Yo he visto a muchos peloteros escupir en esta vaina, pero nadie como Omar. Y ahora es que le queda vida, esas glándulas lo que están es finitas» afirmó el polémico manager, mientras echaba un salivazo que le cayó al batboy. «Así es que se llega a Cooperstown, ¡carajo!»
El récord anterior, 111.813 salivazos, era propiedad de su antiguo compañero de doble matanzas, Roberto Alomar. «No sé que decirles, sólo pude llorar cuando vi la vaina en la pantalla. Ni siquiera sabía que tenía chance de romper el récord de Robbie. De haberlo sabido, coño, me hubiera comprado un tabaco mejor, una vaina decente. Lo que cargaba era un chicle peorro, un Trident que ya ni sabor tenía. Pero bueno, espero con esto enaltecer el gentilicio» afirmó Vizquel. Esta nueva plusmarca se suma a las que ha roto en lo que va de temporada: más juegos para un shortstop, más juegos para un latino, más hits para un jugador venezolano, más agarradas de paquete en frente a la cámara, mejor porcentaje de fildeo para un shortstop, camisa de colores más vivaces usada en días libres, más perrocalientes comidos en diferentes estadios de las Grandes Ligas, más nalgadas recibidas por un jugador activo y mayor pérdida de cabello de una temporada a otra.
«Debo reconocer que yo no juego por las estadísticas, yo juego por el equipo, aunque antes de cada partido debo revisar a ver cuál es. Han sido tantos que uno los confunde. De nada me vale esta escupidera si no logramos alcanzar a Minnesota. Por los momentos no hay nada que festejar, y si metemos al equipo en post-temporada prepárense, que esto viene con todo» afirmó, mientras escupía de la emoción en la espalda de un compañero que veía el juego recostado de la cerca del dugout.