En una desesperada movida para terminar con las protestas en Wall Street, un conglomerado de quince corporaciones se asociaron para comprar a cada uno de los manifestantes neoyorquinos.

Margaret McNeal, lobbista del conglomerado #DesoccupyWallStreet Inc., explicó que con la compra de todos las personas que acampan en la emblemática calle de Nueva York, sede del poder financiero estadounidense, finalizará la campaña de desprestigio que existe en contra de las grandes corporaciones norteamericanas. “Compramos alrededor de 2.000 manifestantes en New York y las sucursales que existen en otras ciudades como Chicago o Boston. Contamos ya con alrededor de 10.000 personas, quienes recibirán manutención completa de por vida mientras no protesten en las calles; así evitaremos que sigan manchando el nombre de los grandes emprendedores de este país. Eso sí, si siguen apareciendo nuevas personas descontentas vamos a tener que pedir otro bailout al gobierno, porque no nos va a alcanzar el dinero para comprarlos a todos. Lo otro que podemos hacer es autofinanciarnos: vamos a empezar a absorber el movimiento contracultural, como siempre hemos hecho, vendiéndoles franelas que digan I (Heart) Wall St., chapitas y otros souvenirs. También, al firmar el contrato, los manifestantes se comprometieron en ser imagen para cualquier producto de las empresas que nos conforman, así tenemos cubierta cualquier campaña para el target de jóvenes hipsters 19-29 años, ociosos, malolientes y con gusto por los disfraces” comentó McNeal quién insinuó que podrían incluso pedir un crédito adicional al FMI para comprar una porción de “indignados” españoles. «Es un mercado muy interesante».

Pero no todos estuvieron de acuerdo. El manifestante James O’Prick nos explicó que sus valores no le permitieron ser comprado por “#DesoccupyWallStreet” y de un día a otro se convirtió en un señor demente gritando en una plaza. “No entiendo cómo se vendieron. ¿Y nuestras 25.384 reivindicaciones qué? ¡Todos cayeron, que impresionante! Yo no me dejé, yo soy el 99% de la población y merezco respeto. Lo chimbo es que como todos se fueron, parezco uno de esos tipos que predican sobre el fin del mundo. Una protesta de una persona es como chimbo” comentó James mientras se bañaba en el lavamanos de un Starbucks.