César Farías prepara cara de amargado así ganemos o perdamos
Mientras el seleccionado vinotinto hacía un reconocimiento del estadio Monumental de Buenos Aires, donde hoy continuará jugándose contra el equipo de Argentina el sueño de clasificar por primera vez a un Mundial de Fútbol, el entrenador venezolano César Farías aprovechó para quedarse en el hotel y practicar frente al espejo la cara de amargado que pondrá esta noche, independientemente de que su equipo gane o pierda.
El pasante subpagado, nuestro enviado especial para la cobertura de este histórico juego, logró recoger las instrucciones que Farías se gritaba a sí mismo mientras se veía en el espejo de su habitación: «¡Pero bueno, César maldito! ¿Cuántas veces te lo tengo que decir? ¡Arruga la entreceja, coño! ¡Arrúgala, maldita sea! ¡Me haces el favor y esta noche no me vas a estar dejando la entreceja lisita cuando te enfoquen las cámaras! ¡A mí no me vas a hacer esto, César! ¡Y mucho cuidaíto con una sonrisa, que ahí si es verdad que me vas a ver arrecho! Tú no me has visto a mí arrecho, César. Tú crees que me has visto arrecho, pero no has visto nada. ¡Más arrugado! ¡Más cara de culo! ¡Vamos, mariquito! ¡Esfuérzate! ¿Ah, te vas a reír? ¿te vas a reír, coño de tu madre? Sesenta cachetadas de castigo, para que veas que estoy hablando en serio» dijo Farías, mientras se abofeteaba a sí mismo por no cumplir sus instrucciones.
Una vez finalizada la reunión táctica, y con la cara visiblemente roja del esfuerzo —y las cachetadas— Farías accedió a conversar con nosotros. «Mire, mi hermano querido. A usted no lo van a respetar si anda por ahí con una carita de felicidad, de sonrisa. Usted puede ganarle a Argentina, a Brasil, a Italia o quien sea: la clave es el respeto, y eso sólo se gana con una cara de culo olímpica. Usted nunca vio al Padrino con una carita de jevita sonriente, o a Tony Soprano. Cara de amargura, de arrechera, eso es lo que necesita el fútbol venezolano. Y respeto. Respeto. ¿Ya les dije respeto? Respeto. No me hagan repetirlo, porque me arrecho» afirmó Farías, mientras bajaba a la barbería del hotel para comenzar a echarse laca en la cara para mantener la cara de cañón en su lugar.