En una rueda de prensa que se efectuó hace dos semanas y que no habíamos reseñado antes porque nos pareció bastante absurda e inútil, Enrique Mendoza denunció que le habían robado la gorra y que había “una boloña de plata” para quien le de información sobre su paradero.

“Todos saben que sin esa gorra, no tengo vida. He probado meterme en los barrios, fotografiarme con viejas, meterme hasta la cintura en inundaciones, pero nada, no se ve creíble” dijo entre lágrimas Mendoza, mientras era consolado por Rosalía, la chaqueta Tommy Hilfiger que lo acompaña desde la campaña electoral de 1988. “Si alguien sabe de ella, por favor, díganle que regrese, que en su casa la extrañamos y la queremos. Y si la tienen retenida, por favor no le hagan daño”.

La gorra, que le fuera regalada a Mendoza en un Prolicor en 1986, por la compra de una botella de Pampero, fue vista la última vez en la mesa de una cachapera en las cercanías de Caucagua, donde Mendoza se detuvo a comerse medio kilo de chicharrón. “Le dejé arriba de la mesa, 5 minutos. Me paré a pedir una Uvita y, cuando regresé, ya no estaba. Mi vida ha sido una desgracia sin mi gorra” dijo Mendoza, mientras sollozaba en el hombro de Ramos Allup.