Aires de cambio mueven bola de paja en Corea del Norte
La muerte de Kim Jong-il, líder supremo de Corea del Norte, hizo soplar una intensa ráfaga de vientos de cambio en ese país. Viento que fue suficiente para hacer mover una bola de paja en una plaza de Pyongyang, la capital de ese país comunista.
Entre lágrimas, sollozos y quejidos por la muerte del bienamado líder, apenas algunos de los norcoreanos presentes en esa plaza pudo percatarse de ese peculiar fenómeno. «Yo sí sentí soplar una brisita, y estuve a punto de llamar a mi casa para que aprovecharan el viento para guindar la ropa en el tendedero; la cosa es que no tengo teléfono, ni ropa, ni tendedero, ni casa.» afirmó Jung Choo-Yang, ciudadano de Pyongyang, quien nos interrumpió para afirmar que debía seguir llorando por la desaparición de Jong-il. «Eso sí, tengo autorización solo de llorar por 8 horas y media; debo guardar 12 horas de lágrimas para demostrar mi emoción cuando Kim Jong-un asuma de nuevo el poder».
Una señora que llevaba 6 horas llorando en la plaza también reconoció haber sentido el viento de cambio. «Me dio frío en las mejillas y todo. Me costó diferenciar ese viento de una brisita normal: fue muy raro, porque yo sé que tales vientos de cambio están prohibidos y sólo los norcoreanos más viejos los han sentido alguna vez. Me asusté y de inmediato fui corriendo al abasto para comprar pollo, atún en latas, agua mineral y pilas; usted sabe, por si acaso el viento de cambio traía en realidad una situación nueva. Pero la cosa es que no hay abastos, ni pollo, ni atún, ni pilas ni agua, y mucho menos situaciones nuevas. ¡Maldita bola de paja! Menos mal que después de toda esta lloradera viene Kim Jong-un y nos devuelve la tranquilidad y la paz» manifestó la señora, que prefirió mantener su nombre en anonimato, «usted sabe, por costumbre».