Funcionarios de la Policía Nacional todavía se encuentran en la búsqueda de los padres de un pequeño bebé de aproximadamente 11 meses, que fue arrojado a la cancha del gimnasio «Luis Ramos» de la ciudad de Puerto La Cruz durante los hechos de violencia ocurridos el lunes en el séptimo juego de la final de la Liga Profesional de Basket (LPB).

“Cuando el árbitro cantó esa jugada como fuera a favor de Cocodrilos, la situación se salió de control. La gente enloqueció y empezó a lanzar botellas de cerveza; por supuesto, cuando se les acabó el botellero, no les quedó otra que empezar a lanzar lo que tenían a la mano. Mire, mire como quedó la cancha: ahí lanzaron teléfonos, llaves, consoladores, una lavadora vieja y hasta un bebé. Muchos de los mismos fanáticos bajaron a buscar sus cosas; el personal de limpieza recogió el resto, pero ahí quedó el bebé, lo dejaron ahí tirado. Fíjese, ahí está, entre el botellón de agua mineral roto y la batea de concreto. Si nadie lo reclama en unos días habrá que ponerlo a trabajar o algo, porque no puede ser un parásito” exclamó Jorge Galindo, comisario de la Policía Nacional, al momento de ayudar a levantarse del suelo a una abuela que alguien también lanzó como protesta al finalizar el partido.

Extraoficialmente pudimos conocer que los directivos de la LPB están evaluando soluciones para evitar que ocurran hechos de violencia durante la próxima temporada. Entre los planes se incluye que los jugadores disputen los encuentros dentro de una jaula hermética con vidrios antibala de 3 cms. de espesor. Otro de los directivos propuso mudar los partidos a un país más civilizado, y dijo tener adelantadas las conversaciones con Angola, que estaría dispuesta a ceder sus canchas. Algunos de los dueños propusieron invitar al presidente Nicolás Maduro a la final, para que lleve a su séquito de 3.000 guardaespaldas que controlarían la turba. De no llegar a ningún acuerdo definitivo, los directivos de la Liga tienen listo un plan B: llevar los juegos a la Asamblea Nacional, ya que allá están más acostumbrados a estas situaciones de violencia.