Luego del anuncio del Presidente Chávez sobre su nueva operación, los candidatos para las gobernaciones por el PSUV sustituyeron durante este fin de semana sus vallas de propaganda por fotos con cara de puchero a todo lo largo y ancho del país, para poder aprovechar la enfermedad del presidente a su favor.

“Estamos afectados, tan afectados, que debemos sacarle provecho político. Por eso nuestra tristeza y nuestros pucheros: por un lado para que el Comandante sepa que estamos con él, pero sobre todo, para que los electores y electoras sepan quienes somos sus candidatos. Hubo aspirantes que ni siquiera pudieron sacarse su fotico con el Comandante. Por eso la cara de puchero” exclamó Tareck El Aissami, candidato del PSUV para el estado Aragua. “El Presidente siempre sabe qué hacer; por eso a tan sólo una semana de las elecciones, hace este importante anuncio. Ya organizamos unas vigilias en las plazas Bolívar del país para rezar por la salud del Presidente, y luego haremos unos breves mítines políticos, y otras actividades como venta de pernil a precios solidarios, cedulación, trámite de créditos para casas que nunca terminaremos y vacunación contra enfermedades que estaban erradicadas hace tiempo. En el caso de Aragua, por ejemplo, la oración en la Plaza Bolívar de Maracay culminará con un concierto de Los Cadillacs, así que pilas” afirmó El Aissami mientras ensayaba su gesto de tristeza frente a un espejo.
Diosdado Cabello, Presidente del PSUV, explicó la razón de los nuevos afiches. “Originalmente iba a ser Chávez el que iba a salir haciendo pucheros en las vallas, para sensibilizar al electorado; pero nos pareció un poco excesivo y hasta falta de respeto. Por eso preferimos poner a los candidatos haciendo pucheros junto al texto ‘Vota Jaua: el último deseo de Chávez’ y una foto del Presidente chiquitica. Es un poco confuso, sí; pero es la única manera de que gane un candidato como Jaua que lo único que despierta en las mujeres son bostezos” contestó Cabello, segundos antes de clavarle un alfiler a un muñequito de trapo que reposaba en su escritorio que tenía un bigote sospechosamente parecido al de Maduro.