Luego de que el Presidente Hugo Chávez amenazara a la empresa Minalba de supuesta especulación con los precios del agua, esta siendo propiedad de Dios, el mismísimo Ser Supremo expresó su descontento y amenazó con expropiar a Venezuela si se sigue especulando con los precios del petróleo.

Le inyectamos una solución de muerte temporal al pasante subpagado para que subiera al cielo y así obtener la opinión de Dios sobre la especulación de sus productos. “Uno trata de ser bueno y aguantarse, pero todo tiene un límite. Primero, siempre me utiliza en sus discursos sin mi autorización ni pago de royalties y ahora el Chavecito ese quiere hacer lo que le da la gana con los precios de mis productos. El petróleo lo hice hace relativamente poco y llega el señorcito este y se pone a venderlo a un precio desorbitante, ¿107 dólares por barril? ¿Qué se cree ese carajo? A mí esa vaina me costo que si 1$ dólar producirlo, que fue el costo del meteorito que mató a los dinosaurios y los enterró en la tierra junto a un poco de cosas y se convirtieron en petróleo. Un proceso lento, pero barato; que te lo digo yo que he creado de todo. Hasta inventé a Scarlett Johansson, que como me salió cara esa mujer, pero valió la pena. En fin, si ese señor sigue estafando a los habitantes del mundo con esos precios, voy a tener que quitarle el país. ¡No más Venezuela para Chávez! Pasará a las manos del pueblo; él mismo lo ha dicho que el pueblo es Dios, así que bueno: ven a mí que tengo flor.” Afirmó Dios mientras aseguraba que en el cielo todas las personas son Scarlett Johansson.

“Además, ¿de verdad nadie ve la ironía? Primero le pide a la gente de Minalba que baje los precios porque el agua es barata y la hizo Dios, pero no ve que el capitalismo permite una especulación altísima con el precio del petróleo que igualmente, lo hice yo. Hay que ver que estos humanos son pendejos, no ven el verdadero precio de las cosas. Si supieran que en el Infierno el petróleo se llama Malta-Kolita, una vaina que no le gusta a nadie.” Cerró Dios, para luego enviar al pasante de regreso, pero no antes sin hacerlo pasar por el purgatorio de la pasantía eterna llamado Oficinas de El Chigüire Bipolar.