En su cadena del día de ayer, efectuada vía telefónica desde un centro de llamadas de Movilnet, el presidente Hugo Chávez nombró al General de División (Ej) Alfonso Machado García como ministro en el recién creado Ministerio del Poder Populares para los Asuntos Civiles y de Desmilitarización de la Administración Pública.

«Vamos pues, démosle todos un aplauso al general Machado García, un soldado valiente al servicio de la Patria Buena, y deseémosle suerte al frente de este nuevo ministerio, el cuadragésimo séptimo de esta administración. Alfonso, muchos éxitos, confiamos en ti y en tu disciplina castrense para que lleves todos los asuntos civiles de la Patria de Bolívar» comentó  el Presidente, justo en el medio del cuento de la vez que metió la nariz en un avispero de pegones y la vez que enseñó al Ché Guevara a prender un fósforo con la mano mojada.

El flamante nuevo ministro conversó con la prensa para demostrar cómo van a ser a partir de ahora los asuntos civiles en nuestro país. «A las 600 horas un toque de diana, para que los ciudadanos rasos se levanten e inicien sus actividades. Tienen 10 minutos para su aseo y para colocarse el traje de faena. A partir de ahora, los civiles deben formarse de 3 en fondo para esperar el autobús, el metro o para pagar sus compras; deben cuadrarse firmes y saludar con el debido respeto a las autoridades militares. Comenzarán sus ejercicios civiles a las 900 horas, en el sitio que el Ministerio les asigne, sin protestar ni romper la cadena de mando. Los civiles deben almorzar a las 1200 horas, y continuarán en silencio su actividades regulares durante la tarde. A las 2100 horas le bajaremos la cuchilla al país entero, para que se vayan a dormir a sus barracas y catres. Nada de ver televisión o de lecturas; eso no se corresponde con los ideales del Hombre Nuevo. Acompáñenme pues a limpiar de civilidad las actividades civiles, y a imponer mano dura a este país, que tanto lo necesita» afirmó mientras ordenaba un arresto de un mes a un periodista que se atrevió a dirigirle la palabra sin antes decirle «Mi general».