Suicida se lanza al Metro y pierde dramatismo luego de 3 horas de espera
Oscar Peña, un caraqueño venido a menos que perdió a su empleo en una expropiación decidió finalmente terminar con su vida —y todos sus dilemas— lanzándose a las vías del Metro en la hora pico de hoy. Tristemente su plan no funcionó, cuando debió esperar tres horas para que pasara el siguiente vagón.
“¡Adiós, desempleo maldito! ¡Adiós, mundo cruel! Me cansé de ti, de la pelazón, de vender las torticas que hace mi mamá y de esperar que La Guaira gane un campeonato. ¡Adiós Julia, fuiste una excelente novia a pesar de haberte acostado con mi gato!” exclamó Oscar mientras se lanzaba a las vías del Metro de Caracas junto a una fotografía de su familia apretada fuertemente en su mano derecha. Lo que no esperaba Oscar era que el tren no pasaría por la estación de Plaza Venezuela sino tres horas después. “¡El cuerpo no es nada! ¡NADA! Solamente somos un estúpido cascarón, por eso me voy. Huyo de esta forma física para librarme de los problemas terrenales que me aquejan… Bueno, sí, eso… ¿A qué hora se supone que pasa el Metro? Yo debí haberme muerto hace como media hora, sino mi familia se va a enterar o me va a dar tiempo de reflexionar y no quiero eso, pues. ¡Epa! ¿Y entonces? Si no termina de pasar el maldito tren seguro termino consiguiendo una solución… como trabajar” comentó Peña al momento que gritaba y lloraba ante la mirada atónita de aproximadamente ochocientas personas que se apretujaban en el andén sur de la estación Plaza Venezuela.
Alexandra González, testigo presencial, explicó los eventos posteriores al lanzamiento de Oscar. “Luego de esperar como una hora, el señor ese volvió a subirse al andén. Esperó que llegara gente nueva y volvió a lanzarse al Metro con un drama y una paja sobre que en verdad quería ser una mujer. Al final hizo como cuatro intentos de suicidio, cada uno con historia distinta a ver cuál llamaba más la atención. Pero a las tres horas, se cansó y se fue; aunque no sin prometer un futuro suicidio mañana a las 3pm, según él una hora en la que va a haber más flujo de vagones. ¡Pobrecito, me dio pajita con él!” culminó la señora González, mientras recogía firmas para convertir oficialmente a la población de la Estación Plaza Venezuela en un municipio independiente del Distrito Capital.