Gobierno entrega viviendas pre-destruidas para que damnificados se sientan en casa
El Gobierno Nacional comenzó a hacer entrega hoy, en el marco de la Gran Misión Vivienda Edición #63, de 600 casas pre-destruidas, de manera que la transición de los damnificados a sus nuevos hogares sea fluida e inmediata y, de esta manera, se sientan como en casa lo más pronto posible.
«Estas casitas serán chiquitas, pero no se dejen engañar por el tamaño: detrás de cada unidad habitacional de estas hay un pensamiento, una ideología, un concepto» afirmó el presidente de la República, a través de una llamada telefónica que se transmitió en cadena nacional. «La idea es que al momento de que a cada dignificado se le entregue su llave, su tremenda llave, este se sienta de inmediato como en su hogar. Aquí hay un pensamiento, el arquitecto pensando en el hombre, una cosa utilitaria, como las pensaba Fidel, cuando solía pensar. Ya por allí están los mismos detractores de siempre, las plañideras del imperio, buitres los llamo yo, diciendo que estas casas se están cayendo. No, camarada, nada de eso. Aquí lo que hay es un tremendo diseño conceptual, se nota la influencia de grandes arquitectos como Gaudí, Le Corbusier, Fruto Vivas. Rendijas que no son rendijas, sino tragaluces, pensados para dejar entrar el viento y la luz de la tierra hermosa de Bolívar, de Tamanaco, y para dejar salir el olor de la fritanga, del comino de las caraotas. Techos que no es que se caen, no; sino que convierten la más humilde de las salas en un solario con todos los hierros, en una terraza para poder hacer parrillas sin salir al jardín. Suelos que dejan pasar el agua, para que tenga su salita zen, pues; con nenúfares flotando, y ranitas, y uno de estos chorritos que ayudan a meditar, ¿eh? Porque meditar es bueno, ¡tenemos que meditar en todo el trabajo que nos queda por delante!» afirmó el presidente, segundos antes que se le ligara la llamada.
Los damnificados presentes manifestaron su pesar por las condiciones en que les hacen entrega de las viviendas, pero agarran aunque sea fallo. «Mire, señor: gracias a Dios que estas casas están así, todas choretas y medio escachalandradas; porque si hubieran quedado decentes, se las agarran toditas los militares. Así que bueno, le tocará a uno vivir con ese criadero de sapos y de dengue en el medio de la sala, y con esas paredes inclinadas y todo eso» comentó la señora Magdalena Sotillo, una de las «beneficiadas» con las unidades habitacionales. «Ya hablé con Ismaelito, un cuñado de mi pareja que es albañil, para ver cómo carajo componemos esto. Le meteremos una cabiilita, o un saquito de cemento, si es que lo conseguimos».