Cada domingo, la plácida terraza de la familia Sanabria se llena del bullicio de primos, abuelos amigos y el calor de una deliciosa parrillada criolla; pero este fin de semana todo fue extraño, distinto, algo en el ambiente no estaba en su lugar. Por alguna razón desconocida nadie, en ningún momento, hizo un chiste de doble sentido utilizando las palabras “Yuca” o “Chorizo”.

El suceso tomó por sorpresa a los familiares y amigos de los Sanabria, quienes asistieron al evento ávidos de buena carne, cerveza, risas y, por supuesto, el ocasional chiste de humor sexual imbécil. “Es realmente impresionante, rarísimo, toda una tarde preguntando cómo va la yuca, que si el chorizo está listo y ningún hombre respondió con tono jodedor ‘¡Uju, a ti como que te gusta comer yuca!’ o ‘¿Y este chorizote?’, como si por un momento la inteligencia se hubiese apoderado del ambiente” comentó Carlota Vargas, esposa de Carlos Sanabria, maestro parrillero y dueño de la casa.

Para el señor Víctor, padre de Carlos, los principales afectados por la ausencia de chistes bajos son los niños, que a pesar de no entender siempre lo que se dice, están en proceso de aprender que para ser graciosos deben relacionar cualquier cosa con el órgano sexual masculino. “Espero que esto se solucione pronto, ¿cómo vamos a educar a niños socialmente aptos si no están expuestos desde temprana edad a este tipo de comentarios misóginos e imbéciles?, ¿qué pretenden, que crezcan con criterio e inteligencia?, ni de vaina, espero se corrija todo y que la próxima semana resuenen los ‘Uuuuuuuupa’ cuando una mujer diga ‘Está rico el chorizo’ carajo” finalizó Víctor Sanabria, mientras se señalaba los genitales con una pinza parrillera.