Con grandes eventos masivos, los candidatos presidenciales Hugo Chávez Frías y Henrique Capriles Radonski dieron inicio oficial el día de hoy a la campaña electoral que realmente arrancó hace como seis meses.

Armando Briquet, jefe de campaña del Comando Venezuela, aseguró que no realmente no entiende la emoción si su candidato lleva ya meses en campaña: “De verdad, esto es puro protocolo. Capriles lleva ya desde el año pasado haciendo campaña… desde las primarias. Ya hemos recorrido todos los estados del país, incluso tuvimos que hacer campaña en otros países porque se nos acabaron los pueblos. Espero que el flaquito aguante porque sino terminará loco, como le pasó a Diógenes Escalante. Estas campañas son sumamente agotadoras, la otra vez descubrí a Henrique pintándose de negro diciendo que él era Obama y que daba discursos arrechísimos. Tuvimos que dispararle dardos con tranquilizante de conejos para que se calmara” comentó Briquet mientras se ponía tapones en los oídos para evitar tener que escuchar por septuagésima novena vez el discurso de su candidato.

Por su parte, Chávez pareció genuinamente sorprendido cuando nuestro pasante subpagado intentó conocer su opinión sobre el inicio de la campaña. «Ja, esta gente si es ingenua, ¿eh? ¿Qué te parece, Diosdado? Anda este carricito por aquí diciendo que dizque la campaña comenzó hoy. Por eso es que los políticos de la cuarta nos mantuvieron engañados tanto tiempo, porque esta gente se cree lo primero que le dicen por ahí. Ven acá, muchachito, dime dónde oíste tú esa mentira. En Globovision, ¿verdad? Izarra, múltame a esa gente ahí, que andan diciendo mentiras. La campaña comenzó en 1998, eso todos lo sabemos. No podemos dejar de hacer campaña ni un segundo, porque si no se nos mete aquí el imperio completico. ¿Eh? Aquí me pregunta Izarra qué cuánto le ponemos de multa a esa cloaca; no sé, ponle ahí 5 millones más, mira que nos aumentaron el presupuesto para imprimir los afiches. Mejor aún; ¡exprópiate esa imprenta!» afirmó Chávez, mientras le ofrecía a nuestro pasante subpagado la mitad de lo que le pagamos nosotros mensualmente para que se metiera dentro de uno de sus muñecos.