Adolfo Rodríguez, presidente de Aeroexpresos Ejecutivos, organizó un brindis en una tasca de la zona de Chacao para celebrar el 20º aniversario desde que un ejecutivo usara por última vez los servicios de la línea de transporte.

Luego de esperar que un mesonero trajera una ración de chistorras, Rodríguez levantó su tercio Polar y dirigió unas palabras a las cinco personas presentes: “Hoy es un día especial para Aeroexpresos Ejecutivos, hoy celebramos veinte años desde que un ejecutivo utilizara por última vez nuestros servicios. Son veinte años que hablan de una firmeza ideológica en nuestra empresa la cual, a pesar de sólo transportar mujeres de servicio colombianas y bandas de tecnomerengue, sigue manteniendo un nombre rimbombante y, me atrevería a decir, futurista”, sentenció Rodríguez mientras pedía una ración de tequeños.

Luego de preguntarle al mesonero si vendían Belmont, el presidente prosiguió su discurso: “Son grandes las aventuras que ha ha emprndido la familia de Aeroexpresos Ejecutivos, como aquella vez que Diveana se dio los besos con Miguel Moly o aquella ocasión en que Coquito logró viajar en el depósito del autobús disfrazado de maleta… que tiempos aquellos. Pero debo confesarlo, siempre he sido un soñador. Todavía deseo profundamente que nuestro nombre recobre vida y entre a nuestra terminal un ejecutivo de una gran empresa como Maraven o Lagoven y pida un pasaje a Puerto Píritu”, concluyó Rodríguez mientras dejaba el local para salir a fumar un cigarrillo.